¿Qué quieres comer, vegetales, animales o un poco de todo?
Herbívoros rumiantes, simbiosis de escarabajos y hongos, buitres carroñeros, "vampiros", comedores de excrementos, abejas melíferas...
🧐 El décimo boletín de octubre, supone un cambio radical en su formato. Este mes me centro en un monográfico sobre alimentación en fauna. 😲 Intentaré mostrarte un abanico de las diferentes posibilidades “gastronómicas” que puedes ver en el reino animal… 🦋 🦔🐐 Por si aún no lo sabes, esta información está extraída de mi “bestseller” “Cuatro pinceladas de divulgación científica”.
La primera estrategia, el herbivorismo
La dieta de algunos animales es exclusivamente vegetal, basada en las hojas, la madera o en las partes duras de la planta, las cuales son ricas en celulosa y lignina. Estos glúcidos son indigeribles por los animales y por eso han desarrollado una flora intestinal bacteriana simbiótica, que es la que hace esta labor de digestión. Debido a esta dificultad para digerir las fibras vegetales, algunos animales, como los conejos, hacen una doble digestión. Primero, producen unas heces parcialmente digeridas que defecan y luego vuelven a ingerir. Otros herbívoros como los rumiantes (cabras, ciervos, bisontes…) han desarrollado un curioso sistema digestivo. La hierba masticada pasa a un compartimento llamado rumen, aquí las bacterias segregan enzimas digestivos. Luego el vegetal fermentado es regurgitado otra vez a la boca y ahora pasa a otro compartimento, el retículo, donde fermenta. Luego pasa al omaso y al abomaso a donde los nutrientes pasan a la sangre y los residuos se defecarán. Este tubo digestivo, tan largo, hace que se pueda extraer todo el “jugo” a los vegetales.
La madera y sus consumidores
Otros animales se han especializado en la madera, como los escarabajos escolítidos que viven debajo de la corteza de coníferas, principalmente. Se alimentan de la parte externa o floema o penetran dentro del xilema, parte más leñosa del árbol. Aquí “siembran” unos hongos que transportan en su exoesqueleto. Estos hongos se alimentan de madera y son a la vez la fuente alimenticia de estos insectos. Los huevos de esta especie también son puestos en la corteza de los árboles y las larvas hacen unas galerías muy características. En muchos bosques, la abundancia de estos insectos puede perjudicar la viabilidad de los árboles, llegando a ser plaga forestal.
Comer carne…
Una de las estrategias más exitosas, por su alto valor nutritivo, es ser carnívoro. Hay depredadores como la estrella de mar, que evaginan o extraen su estómago por la boca, vertiendo sus jugos gástricos en las presas como las almejas u ostras. Las arañas tienen una manera muy similar de alimentarse, matan a las presas inoculándoles veneno y les inyectan los enzimas digestivos. De esta forma licuan a la presa y luego la absorben. Pero, la mayor parte de animales carnívoros despedazan a sus presas y luego las digieren en su interior. La flora bacteriana intestinal es diferente a la de los animales herbívoros y genera componentes químicos más “olorosos”. Los excrementos de los animales carnívoros son más desagradables a nuestra percepción olfativa que los herbívoros. A los herbívoros les interesa pasar desapercibidos y no delatar su presencia frente a depredadores.
La mala fama de los carroñeros
No todos los carnívoros son depredadores, una estrategia muy cómoda es ser carroñero. Estos animales esperan que otros mueran de manera natural, que un depredador deje un trozo de su presa o como en las películas del oeste, pasan el día patrullando en círculos en el cielo, alrededor del personaje. Esta última escena es protagonizada por los buitres, estas grandes aves se dejan llevar por las corrientes atmosféricas ascendentes y cuando detectan algún despojo bajan en picado. Son animales de gran envergadura (distancia entre una punta del ala y la otra, con las alas extendidas). En nuestros cielos podemos ver varias especies de aves carroñeras, el buitre negro (Aegypius monachus) que puede llegar a medir 3 metros y el buitre leonado (Gyps fulvus) de 2,5 metros. Los dos tienen la cabeza y el cuello desprovistos de plumaje y un pico grueso para poder introducirse en los cadáveres. Aparte de estos dos buitres, en la península ibérica y las islas podemos encontrar otras dos especies de buitres. El alimoche (Neophron percnopterus) es un poco más pequeño, mide 1,5 metros de envergadura y su cara amarilla está enmarcada por plumas desflecadas. Y el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) puede alcanzar envergaduras de 2,80 metros y tiene una franja negra que le va del ojo al pico. El nombre le viene de dejar caer huesos desde cierta altitud para romperlos y acceder a la médula. Los primeros carroñeros que llegan a un cadáver, suelen ser cuervos, urracas u otros córvidos que se comen las partes más blandas, ojos, testículos y parte ventral del animal. Los insectos necrófagos también suelen ser de los primeros en llegar y dar buena cuenta de su trozo del festín. Después vienen los buitres grandes que se comen las vísceras y trozos blandos. Esta operación la hacen rápidamente, se han visto buitres devorar una vaca en media hora. A continuación maese zorro o algún otro mamífero oportunista y por último el quebrantahuesos dará buena cuenta de la médula ósea.
Fuente: SEO birdlife y agencia EFE.
Chupadores de sangre y vampiros
Otros animales han explotado un recurso único de vertebrados, la sangre. Estos son los hematófagos, parásitos especializados en succionar sangre, generalmente de mamíferos, aunque no siempre. Un pez muy curioso es la lamprea, pez sin mandíbulas pero con dientes afilados. Es un parásito de tiburones, salmones, bacalaos, mamíferos marinos… viven en el mar y se reproducen en el río. Su esqueleto es cartilaginoso y pueden llegar a medir un metro. Con sus dientes y su lengua rasposa se adhiere a su hospedador succionando la sangre y sus fluidos vitales hasta llegar a matar a su víctima. Podríamos hablar de un vampiro fluvial…
Ahora, si hablamos de vampiros en sentido estricto, nos vienen a la mente los murciélagos. Desde que en 1897, Bram Stoker publicara su novela Drácula, los pobres murciélagos han gozado de muy mala reputación. El único mamífero volador se alimenta de muchas presas, principalmente insectos. Este animal nocturno tiene un sistema de ecolocalización. También son capaces de cazar pequeños pájaros en vuelo y algunos se alimentan de sangre. El grupo de murciélagos vampiros vive en la zona tropical de Centroamérica y Sudamérica. Con sus dientes rasga la piel del caballo, la vaca u otro mamífero succionando la sangre con su lengua. Igual que las sanguijuelas, en la saliva tienen sustancias químicas para evitar la coagulación sanguínea.
Si te ha dado asco los comedores de sangre, espera y verás…
Antes hemos mencionado a los conejos como comedores de heces poco digeridas, la coprofagia o comer heces es una costumbre muy extendida en el reino animal. Las larvas de ciertas moscas o escarabajos se alimentan de excrementos o ponen sus larvas en ellos, para que exploten este recurso durante su crecimiento. Uno de los casos más conocido es el escarabajo pelotero, en la península ibérica hay siete especies del género Scarabaeus y todas se caracterizan por compactar los excrementos y el estiércol en una estructura esférica que desplazan por el suelo hasta su nido. Allí dan buena cuenta de su festín o la utilizan para poner sus huevos a dentro. El papel de estos insectos en los ecosistemas es muy importante, al trocear los excrementos ayudan a descomponer la materia orgánica, dificultan el ciclo biológico, a parásitos que pueden vivir en los excrementos y al enterrar la materia orgánica facilitan la reutilización de los nutrientes por parte de las plantas. Se ha observado que los escarabajos peloteros entierran 1,5 toneladas de excrementos por hectárea y año.
Como hemos dicho antes, la flora bacteriana es vital para digerir la materia vegetal. Muchas crías de animales herbívoros, ingieren las bacterias simbióticas al comer los excrementos de la madre. Algunos progenitores también ingieren las heces para mantener limpio el nido o la madriguera, como complemento a su dieta, por comportamiento carroñero… En reptiles, especialmente como la tortuga mediterránea (Testudo hermanni) la ingesta de excrementos es un complemento a la escasez de recursos vegetales, un aporte de humedad, nutrientes o minerales o como calcio para el crecimiento del caparazón.
Algunos animales, principalmente aves y reptiles, no solo producen excrementos, sino que cierta fracción de los productos poco digeribles, los regurgitan por la boca, son las egagrópilas. Las rapaces nocturnas, como la lechuza o el búho, trocean las presas en porciones grandes o incluso ingieren presas pequeñas enteras como musarañas o ratones. Estas porciones primero pasan al proventrículo a donde se realiza la digestión química y más tarde descienden a la molleja donde son trituradas. Las partes digeribles van al intestino delgado y las no digeribles, plumas, pelos, huesos, restos de exoesqueletos de insectos… son compactadas y subidas al proventrículo. Aquí esperarán hasta ser regurgitadas y entonces la rapaz volverá a estar preparada para comer. Las egagrópilas son una fuente muy valiosa de información sobre la dieta de los animales.
Las serpientes ingieren a sus presas enteras, no tienen capacidad masticatoria y no pueden trocearlas. Para hacer esto dislocan la mandíbula, si la presa es de gran tamaño y la ingieren. El problema viene cuando se dan cuenta de que es muy grande y no la pueden digerir o cuando se estresan o se sienten amenazadas. En esos momentos regurgitan a la presa tal cual, eso sí, la mayor parte de las veces muerta. Las serpientes son depredadoras consumadas y responsables de gran parte del equilibrio de los ecosistemas.
No todas las abejas producen miel
Un caso muy curioso de regurgitación es la que realizan las abejas melíferas(Apis mellifera) para producir la miel. Estos insectos liban el néctar de la base de las flores con su larga lengua y lo depositan en una parte del aparato digestivo llamado buche melario. Pero las abejas no solo recogen néctar, también recogen una sustancia azucarada llamada mielada. Estas sustancias puede ser de origen animal, producida por pulgones, chinches o cochinillas que se alimentan de savia y excretan soluciones azucaradas. O de origen vegetal, que sería el exceso de savia que rezumaría por distintas partes de las plantas. Las diferentes enzimas del buche van fermentando el néctar y la mielada. Principalmente, la enzima invertasa, transforma la sacarosa en dos glúcidos más simples, la fructosa y la glucosa. Con todo esto, en su buche, vuelan a la colmena donde regurgitan este primer producto. Aquí otras obreras cogerán unas pequeñas cantidades con su lengua y las airearán para que el producto pierda agua. Repetirán este proceso regurgitando y digiriendo la sustancia varias veces. De esta forma el producto pierde humedad y va adquiriendo la consistencia viscosa característica. Una vez preparada será sellada dentro de las celdillas de cera. La miel es una reserva alimenticia de la colmena, para pasar las estaciones climatológicas más desfavorables.
Fuente: El cerebro de la abeja Maya. Neurociencia con José Ramón Alonso.